Non-lieu

Somos unos pocos en esta época empeñados en atentar contra las cosas,
en crear en nosotros espacios para la vida, espacios que no estaban
y no parecían tener que encontrar un sitio en el espacio.
Antonin Artaud, Le Pèse-nerfs

Sin duda, son estas palabras de Artaud – citadas por Julio Cortázar en su novela Rayuela1 - las que más me han marcado en estos últimos tiempos. En alguna parte de ellas he encontrado una suerte de explicación a los lugares que me empeño en pintar sobre mis telas desde hace ya dos años. La pintura es aquí uno de esos espacios de (mi) vida donde represento espacios que «no parecían tener que encontrar un sitio en el espacio». Esto se debe a la ilusión de irrealidad que provocan dada la imposibilidad de su construcción, de su materialidad, de las modificaciones en la perspectiva, de sus enredos (aparentemente) imposibles. Hoy en día percibimos el espacio en su forma real y en su avatar virtual. La explosión demográfica, el fenómeno de los arquitectos star y de sus construcciones desmesuradas, la virtualidad de la 3D – en el cine, los juegos de video, y ahora la televisión – son fenómenos donde el espacio es reconstituido sin cesar sobre innumerables soportes, fragmentando así nuestra manera de vivir en él. Por otro lado, más que la forma en que habitamos el espacio, es nuestra manera de percibirlo que está en juego: nos desplazamos en él con los ojos clavados en nuestras pantallas.

La arquitectura es entonces el vector de este cuestionamiento y la pintura el lugar de su experiencia. El título de cada una de las obras sirve para especificar la existencia real del lugar representado. La cámara fotográfica me permite enfocar mi atención. Luego reviso el enfoque y es en la transcripción sobre tela que reinvento el espacio quizás lo « corrijo » o lo « sueño » a través de su representación. En regla general se desprende de ésto un interés particular por los lugares que son producto de la industrialización, los grandes espacios, a menudo vacíos o habitados por obras de arte. Los lugares de arte contemporáneo son algunos de mis predilectos: la historia de los edificios que fueron a menudo neutralizados por la esterilidad del « White-cube ». Pero también están las estaciones de trenes, los aeropuertos, o incluso los depósitos desiertos que recopilan los testimonios de aquellos que pasan y dejan huellas sobre sus muros, en general todos lugares de paso. Viendo esta pequeña lista no se puede olvidar la historia de la modernidad occidental, artística y arquitectónica; sin embargo antes de considerar la historia de las formas son las palabras que Michel Foucault escribió en 1967 en su ensayo Des Espaces Autres (Heterotopías)2 que se encuentran a la base de mi reflexión :« En todo caso, creo que la inquietud de hoy concierne fundamentalmente al espacio (...) », Foucault continua describiendo lo que él llama heterotopías, espacios «utópicos » efectivamente realizados y que representan, discuten o invierten todos los demás lugares de la cultura. Algunos de estos lugares resultan ser los museos, las estaciones de tren, los cementerios, y ésto por razones que él expone en cinco principios. El tercer principio que define una heterotopía, y al cual pertenece el cine, concede a las heterotopías el poder de « yuxtaponer varios espacios en un solo lugar real, varios emplazamientos incompatibles en sí mismos ». Estas palabras me permiten describir mi práctica pictórica.

En mi trabajo me inclino por la experiencia de la percepción que tengo del espacio que, a partir de cierto momento se ha convertido en mi principal cuestionamiento plástico. A través de la construcción (composición) – que puede ser lúdica – pongo a prueba la lógica de la arquitectura para comprenderla mejor, y así interrogar el espacio que ésta representa. « Lúdico » es un término que hay que desarrollar, en el sentido en que representa, de alguna forma, un recuerdo, un cierto bagaje cultural que se pasea entre los juegos de video y los juegos de construcción (Lego, Extralandia), entre el cine de acción y la animación japonesa. Todo este proceso culmina en la creación de un nuevo espacio en la tela al cual me gusta llamar Non-lieu. Un espacio ficticio, tal vez, pero no por ello menos real: la superficie de la tela, o bien la transparencia del papel, la que me permite valerme de las reglas para crear así espacios que serán habitados por la mirada o simplemente imágenes que generen dudas – y, por lo tanto, un pensamiento.

Este camino invita a la exploración y en este caso me ha conducido a acercarme a las realizaciones arquitectónicas mas recientes que me esfuerzo por visitar. La siguiente parada me lleva a explorar la opinión de la gente, profesionales o no, y hace crecer mi curiosidad sobre el contexto que incita a tanta exuberancia en las construcciones actuales, donde la estética de la construcción anula casi todo signo de humanidad. Deseo crear aquí un lugar para compartir mis reflexiones sobre todos estos signos que nutren al arte y que él nos hace mas presentes.


1Cortazar, Julio, Rayuela (1984). Ed Catedra, Madrid, 2010, pp. 679
2Michel Foucault, Dits et écrits (1984), T IV, « Des espaces autres », n° 360, Gallimard, Paris, 1994, pp. 752 - 762




Serie CAPRICHOS - N°7 Palais de Tokyo - Paris 

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